Mamá muñeca
Rosa Bolaño
Barrio El Pozón
23 años
Obra: Mamá muñeca
Me gusta observar a los niños de mi barrio mientras juegan, me causa curiosidad cómo se comportan, cómo pelean por cosas “insignificantes” y luego retoman el juego cada uno en lo suyo. Cuando camino a su alrededor y nuestras miradas se encuentran, recuerdo mi época de niña e inmediatamente pienso en que hoy siendo adulta no se me permite hacer esas cosas, porque me debo comportar como “una mujer hecha y derecha”.
Son sentimientos extraños.
Mujeres madres, mujeres de infancia opacada por la obligación de la adultez, pasando el tiempo cuidando hijos e hijas, en la cocina, haciendo el aseo y mientras tanto se olvidan de ellas, del cuidado de sus cuerpos y sus propios deseos, como salir del barrio y estudiar. Siempre les acompaña un suspiro de resignación.
Ahora, me pregunto qué pueden pensar esas mujeres que veo, será que en algún momento se imaginaron todo lo que pasaría cuando sus regalos de niñas eran juguetes de cocina, chocoritos, muñecas que cuidar, bebés llorones o algunas escobas y palas. A la vez, si jugaban con los niños eran cuestionadas o si usaban juguetes de niño eran acusadas de ‘machorras’, como escuché recientemente a una madre decirle a su hija que jugaba muy emocionada con canicas.
WILLIAM Y MARCELO
Luisa Cásseres
Barrio Chiquinquirá
20 años
Obra: William y Marcelo
William es un hombre afrodescendiente de unos cincuenta años, es alto, delgado y tiene cabello corto. Es bailarín, tiene un grupo de baile en el barrio, la danza es su pasión, es coreógrafo, su casa es su lugar de trabajo. Por lo tanto, siempre está al cuidado de su hijo menor Marcelo, un niño que él describe como su persona favorita. William además de ser bailarín, es padre y cuida de su hijo mientras su esposa trabaja. Un papá con todas las letras.
Tres escenas de Torices: Cronotopías de lo barrial
Edgar Andrés Rodríguez Cogollo
Barrio Nuevo Bosque
23 años
Obra: Tres escenas de Torices: Cronotopías de lo barrial
El barrio es un animal andante que se lamenta y canta. Cambia en su rugir cansino. Sus múltiples mutaciones son metamorfosis de concreto y tiempo. Por la piel de sus paredes, ventanas y puertas se respira el vaho de una nostalgia fatigada sin demarcación de siglo. En él confluyen todos los tiempos y ninguno. Es autopista de barro. Todo se mueve en torno a él y es al tiempo en sí mismo movimiento. Anda. Sus calles y escondrijos se bifurcan y entrecruzan como trenzas en el cabello de una mujer negra. Cartagenera.
Erguido y vertical, en sus torres busca el resplandor cutre de una Babel moderna. La ascensión hacia algo trascendente que sólo es posible entrever en introspección hacia lo más profundo de sí mismo. Espacio museográfico: latencia viva de lo que ya fue y persiste. Proyección espectral de las utopías del porvenir. Se revela como una sombra oculta de algo siempre esquivo, que habita en todos lados y es al tiempo inaprensible. Es acto ritual, culto religioso y pagano, concreción corpórea de lo sublime y lo abyecto. Sucesión de fotogramas en contraste. Territorio habitado. El lugar donde cuerpo, espacio y tiempo se entremezclan hasta parecer uno. Es la corporalidad de Antonia Pérez, exiliada en su propia casa, que sale con su silla Rimax en mano, hasta los bordes de su mundo, a sentarse a esperar que pasen las brisas de las 6:00 p.m.
Subiendo la loma del diamante
Andrea Rodríguez Contreras
Corregimiento de Pontezuela
24 años
Obra: Subiendo la loma del diamantel
Una mirada hacia el territorio
Wendy Teherán Sanmartín
23 años
Adriana Lucía González López
21 años
Barrio Nelson Mándela
Obra: Una mirada hacia el territorio
La experiencia de ver el barrio con una mirada diferente, me lleva a descubrir cosas maravillosas dentro de él. Salí por el barrio a fotografíar las casas de tabla y en ese recorrido, me encontré con una cuyos colores y estructura me llamaron la atención.
¿Qué me van a dar? ¿Me van a arreglar la casa y me la van a poner bonita? ¿Van a traer alguna ayuda? Me gritaba desde el patio la doña, propietaria de la casa que fotografié en mi barrio. Mientras estaba en el frente con celular en mano dispuesta a sacar la foto, al mismo tiempo salieron los niños de la casa y posaron para mi sonriendo, desde otra de las casas un vecino les decía «vengan para que salgan bonitos en la foto».
Los cuerpos presentes en el espacio cuentan algo y yo quería descubrir qué era eso.
Reconocerse
Laura de Grado Alonso
Barrio Manga
25 años
Obra: Reconocerse
La Sra. María
Mar del Río
Barrio Providencia
24 años
Obra: La Sra. María
La Sra. María es mi arrendataria y vecina. Desde el día en que nos conocimos, hicimos conexión con la mirada y nuestros cabellos. Ella me miró de pies a cabeza para buscar algún punto de lamento, hasta que en ese viaje sus ojos se posaron sobre mi pelo y allí se quedaron, yo mientras tanto admiré su voz, su mirada. Tras ver la sonrisa de su esposo, decidí arrendar ese lugar. «Aquí es la vaina, aquí quiero vivir», dije para mis adentros.
Ella se dedica al cuidado de la vida y del hogar, así como también a la venta ferviente de productos YANBAL. El cuidado de la vida es desde mi vista, su oficio más demandante, pero a la vez satisfactorio, disfruta cuidar de sus plantas, les habla, las mima, las regaña. Cuida de las mías también y me regaña por no cuidarlas como debe ser.
María también disfruta de la cocina, pero no del deber de tener que alimentar a otros, ella preferiría hacerlo por pasión, o más bien, cuando le dé la gana. En su cocina me ha enseñado a descubrir al Valle del Cauca, su tierra natal; hace unas empanadas deliciosas que acompaña con exquisitas salsas de ají. También cocina tortas y champús, una bebida tradicional de su tierra hecha de lulo, piña, y otros secretos como diría ella.
La Sra. Maria mide más o menos 1,50 mts, y luce como alguien de 55 años. Usa su cabello rapado atrás y con un copete arriba, siempre suelto y con mucho volumen, dejando salir su textura 4a y su color cenizo. Sus ojos son grandes y expresivos, es fácil notar cuándo está cansada, ansiosa o de buen humor con mucha facilidad. Su voz es firme, de tono fuerte y a la vez tranquila, directa y consoladora. Tiene caderas anchas, utiliza vestimenta de colores opacos para estar en casa y llenos de color cuando sale a la calle. Su piel es negra resplandeciente, con un tono café oscuro. Utiliza las uñas ligeramente largas naturales y siempre lleva zapatos abiertos en ocasiones altos, en otras bajos.
Su mirada es curiosa, siempre alerta así como su andar.
Retrato de trenzas
Davis Jair Vega Peña
Barrio Chino
20 años
Obra: Retrato de trenzas
Enclaves
Edgar Andrés Rodríguez Cogollo
Barrio Nuevo Bosque
23 años
Obra: Enclaves
Dios proveerá
Mayerlis Acosta Peralta
Barrio Torices
17 años
Obra: Dios proveerá
Arturo Márquez es uno de los libreros del Parque Centenario en el Centro Histórico de Cartagena, desde hace más de 20 años se dedica a este negocio y es dueño de la librería DIOS PROVEERÁ. ¿Dios provee? ¿Qué provee Dios? ¿Por qué podría Dios proveer al hombre? Hago esos interrogantes en mi cabeza con solo ver ese nombre.
¿Usted lee la palabra? me pregunta el señor Arturo, de inmediato le respondí que no, así que se limita a citar el versículo Filipense 4:19 «Mi Dios, pues, os proveerá de todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.» Cuando empezó con la venta de los libros, se dio cuenta que es un negocio complejo puesto que se necesita ser estudiado, haber leído mucho y tener experiencia en el tema: «Los libros no son para todo el mundo» afirmó.
Esta imagen refleja su abundancia pero además su historia, constancia y perseverancia, fruto del trabajo y esfuerzo, no exenta de fracasos y dificultades, pero a la final como una señal puede llegar el éxito arraigado a la fe y poder llegar a casa con algo de lo que se halla en el día a día. Porque sí, al igual que para muchas personas la vida en Cartagena es luchada, pero como Arturo Márquez es necesario ser perseverantes para que Dios sea proveedor en nuestras acciones.
La Mona proveedora de bollos
Isabella Julio Narváez
Barrio La Concepción
16 años
Obra: La Mona proveedora de bollos
La Mona, así se le llama por el barrio La Concepción, es de Arjona y pasa todas las tardes bajo sol o lluvia a vender sus bollos. No le disgusta ser famosa, por eso posó para la foto muy entusiasmada. Es una mujer agradecida por la vida.
Cartagena Itinerante
Victoria Federica Jiménez Jiménez
Barrio Los Calamares
21 años
Obra: Cartagena Itinerante
Casa en el barrio Ternera sector San Carlos
Luis Blanco Morillo
Barrio Ternera
21 años
Obra: Casa en el barrio Ternera sector San Carlos
La cultura de los turbos permanece en el barrio Olaya Herrera
Manuel Magallanes
Barrio La Carolina
28 años
Obra: La cultura de los turbos permanece en el barrio Olaya Herrera
Turbo ‘Que Nota’: ubicado en la calle 10 de mayo, su dueño es Gilberto Riquet.
Turbo ‘Nuevo Antillano’: ubicado en la calle Trinidad, su dueño es Julio Herrera.
Turbo ’ABC’: se encuentra en la Calle Trinidad, su dueño es Freiling Valdez, pintó el turbo en honor al grupo de Hip Hop fundado por su hermano Yoel Matute. Los integrantes del grupo son los actuales bailarines de J Balvin y su hermano coreógrafo y líder.
Turbo ‘El DJ’: ubicado en la calle Bolívar, su dueño es Darlin Valdez.
El ‘Gran Platino’: se encuentra en la Calle del Socorro. Su dueño es Ramón Zambrano quien adecuó su hogar y lo convirtió en una caseta conocida como la ‘Casa Rosada’. Por más de 10 años ha colocado música variada los fines de semana y las personas llegan a bailar y tomar.
Turbo ‘Génesis’: ubicado en la calle Miramar, su dueño es Camilo Aquilar, pintó el turbo en honor a su pareja sentimental.
Sin título
Orianna Zabaleta Pérez
Barrio La Carolina
16 años
Obra: sin título
La silla del pensamiento
Luis Alfonso Payares Jiménez
Barrio La Carolina
20 años
Obra: La silla del pensamiento